jueves, 9 de enero de 2020

El increíble arte fantástico, épico y erótico de Margaret Brundage, la reina del pulp


Margaaret junto a su esposo Slim Brundage, también artista.

La influencia de las sensuales ilustraciones de Margaret impregnaba también las páginas interiores. El propio Howard y otros autores como Seabury Quinn reconocieron que, con la esperanza de inspirar su pincel, introducían escenas en sus relatos pensando en atraerla. Todos anhelaban su ilustración, salvo H. P. Lovecraft. Al genio de Providence le dolió la boca de pregonar la absoluta falta de representación, decencia y recato de Brundage. Ya sabemos lo dado que era a otorgar el rango de «abominación». «Sus portadas son demasiado triviales para enojarse. Si no fueran desnudos totalmente irrelevantes y no representativos, probablemente serían algo igualmente incómodo y trivial, aunque menos irrelevante. No veo qué diablos tienen las damas desvestidas de Mrs. Brundage con la weird fiction», dejó escrito.
Como suele ocurrir, el crítico más devastador también es el que da en la diana en el verdadero valor de una obra. No se trataba de que las heroínas desnudas trastocaran la decencia pública, que lo hacían. Lo innovador es que Margaret incorporó un nivel de subversión alternativo y nada conspicuo, logrando una cota mayor de decencia. Tomó un trabajo de ilustración y elevó el listón: presentó mujeres en roles fuertes y dignos, algo muy alejado de la norma para esos tiempos.
De un primer vistazo, las mujeres de Brundage podían pasar por damiselas angustiadas. No lo eran. Están ante monstruos amenazantes, ante destinos peores que la muerte, pero fíjense bien: se retuercen, luchan, se resisten al mal, no se abandonan. Empuñan látigos, son panteras, vampiras y también villanas. Hay miedo en sus ojos, pero solo están parcialmente intimidadas, no expresan dolor. De las sesenta y seis portadas de la artista solo en tres la mujer está siendo atacada, y las tres involucran a otras mujeres. Involuntaria y espectacularmente seductoras, no lascivas, bailando en esa zona donde lo sensual no necesita de lo sexual. Y son siempre el centro de la composición, dándose la paradoja de que al héroe protagonista ni siquiera se le dibuje en su propia historia. Lovecraft se percató de lo verdaderamente peligroso: las mujeres del exterior de la revista eran mucho más subversivas que las de los relatos del interior.

Aquí un estupendo articulo sobre Margaret Brundage, artista, pintora e ilustradora de las portadas de Weird Tales, revista de Fantasía y Ciencia-Ficción donde publicaron Lovecraft, Robert E. Howard y muchos otros escritores de su circulo, portadas que en su época fueron tildadas de inmorales y excesivamente eróticas, como esta:



A continuación mas ejemplos de su arte:








En esta portada aparentemente ella y su esposo sirvieron como modelos para Belit, la reina de la Costa Negra y Conan El Bárbaro.







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